LA VOZ DEL PASTOR

Ser llamado por Dios es, fuera de toda duda, la vocación más alta a que se puede aspirar. Pero servirle implica entrar en un combate, y conviene no olvidar que en una guerra no hay soldado sin heridas. Es normal que en ocasiones llegue el abatimiento, y a mí me llegó. […] Es posible – ahora lo sé – cocinar tan febrilmente para Dios que terminemos sacándolo de la cocina… Es posible, sí, pero es totalmente inconveniente. Un yugo difícil y una carga excesiva no coinciden con la descripción que Jesús hizo de su comisión; más bien pueden situarnos ante una pendiente tan pronunciada que nos haga concebir la idea de abandonar. ¿Te ha ocurrido a ti? ¿Lo has pensado alguna vez? No te tortures ni te juzgues con severidad. Bienvenido al club.” 

Reseña de Juan Parras

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